sábado, julio 29, 2006


Durante toda esta semana, tarde tras tarde me fundo con el paisaje y asisto cual piedra a la puesta del sol en el incomparable paraje de las lagunas de mi pueblo. Trato de aprender de las rocas esa resignación ante las vicisitudes de la vida. Pero ese paisaje está ahi siempre, todo el año. Lo que hace sentirme privilegiado en ésta ocasión es la magnífica compañía de una amiga de excepción, que me ha brindado parte de sus vacaciones. Juntos y en armonía, paisaje y compañía, estas tardes están siendo un bálsamo capaz de curar todas esas heridas que la soledad ha ido dejando en mi alma.

Gracias

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